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On the road

El jodido Adam Smith

 

 

 

A principios del siglo XX, el escritor y periodista norteamericano John Reed formuló una pregunta que resuena en nuestros días con una vigencia dolorosa: ¿por qué tenemos una economía en la que los pobres tienen que pagar para que los ricos no pierdan dinero?. El autor de 10 días que estremecieron al mundo poco podía imaginar que los sueños revolucionarios se disolverían como un terrón de azúcar y que su pregunta es la que algunos nos formulamos todavía a principios del siglo XXI. La quiebra del sistema crediticio norteamericano y de las grandes compañías inversoras nos devuelve de nuevo a la realidad que el keynesianismo enmascara. Los planes del gobierno estadounidense son aportar 700.000 millones de dólares del dinero público para rescatar a los grandes inversionistas. Es lo que algunos ya llaman socialismo para ricos.

 

Es curioso, los mismos que en épocas de vacas gordas despotrican contra el Estado y reivindican el laissez faire, laissez passer de Adam Smith, ahora lloran por las esquinas para que el Estado les salve del resultado de años de codicia, mala gestión y rapiña. Advierten que sino comenzarán los despidos y la crisis afectará con dureza a las clases populares. Da entre risa y mala hostia escuchar al presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, pidiendo un paréntesis en la economía de mercado. ¿Un paréntesis?. Cuando a los ricos no les va tan bien quieren un paréntesis en el capitalismo para que el Estado intervenga, cuando ganan dinero a expuertas quieren que el Estado desaparezca para que no pueda limitar sus robos. ¿Por qué no proponer un paréntesis en la economía de mercado para repartir la riqueza y que todo el mundo tenga las mismas oportunidades? ¿Alguien ha pensado lo que se podría hacer con 700.000 millones de dolares si se dirigiesen a paliar el hambre o a dar trabajo a todos los desempleados del país? (por poner un ejemplo, la ayuda que la ONU prometió a Äfrica, y que nunca desembolsó, es tan sólo la décima parte). ¿Alguien se ha preguntado de dónde van a sacar tantos millones si nunca tienen un poco de calderilla para mejorar las becas, para atender a los homeless, para mejorar las escuelas?. Lo dicho, sería de risa si no fuera porque en todo este asunto nos jugamos la supervivencia.

 

 

En las manifestaciones que se ven estos días en las puertas de Wall Street se repite un lema: socialismo para los ricos, liberalismo para los demás. Pero los ciudadanos se encuentran prisioneros de un juego maléfico y cruel, ese juego definido por Poundstone en el que las únicas opciones son apoyar la intervención o el caos. O lo que se conoce como el efecto mariposa, en el que un banquero de Nueva York deja de ganar 100 dólares y por eso un obrero metalúrgico de Bilbao pierde su puesto de trabajo y no puede alimentar a su familia.

 

Y mientras el sistema económico imperial se desmorona y Occidente comienza a poner sus barbas a remojar, en estos días, China lanza su primer satélite tripulado al espacio.

 

 

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